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Silla LUIS XV: protagonista indiscutida

  • Foto del escritor: 4.CORAZONES
    4.CORAZONES
  • 28 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

Hoy, atrasada un día a nuestra clásica sección de los viernes, les compenso la falta presentándoles una de las sillas más conocidas y emblemáticas de la historia: la Luis XV.

Conformando el mobiliario que también recibió el nombre de Rococó, la Luis XV data aproximadamente del 1735 al 1765.

Caracterizada por una fuerte influencia decorativa femenina, en su diseño predominan las curvas y la asimetría de las formas, la cual no es apreciada a simple vista, ya que los diseños cubren todo el mueble.


La silla Luis XV, particularmente, es una reliquia que los amantes del diseño desean tener en sus hogares. Una joya del mobiliario clásico que se caracteriza por su elegancia, sus líneas redondeadas al movimiento.

Con una curva muy acentuada en patas, donde toman la forma de S, terminan en el arrollamiento, o en forma de dedal.

El asiento y los apoyabrazos son muy abiertos ya que permitía que las damas se sentaran cómodamente a pesar de sus voluptuosos vestidos.

En la Luis XV, las partes del mueble no se divisan de forma separada, sino que al estar tan provistas de adornos, se perciben como un todo sin divisiones ni rupturas.

Con este mueble, el uso de las telas en la tapicería llegó a su apogeo. El asiento y el respaldo usaban textiles con motivos florales o en representación de escenas pastorales, chinoiserie, etc.


Algunos de los motivos ornamentales destacados eran las conchas estilizadas, de forma alargada y curvas, y la rocalla, que fue utilizada frecuentemente en la decoración de los herrajes y cerraduras de los armarios y bargueños.

Las hojas de acanto es otro de los motivos que se pueden apreciar en este tipo de asientos.

La Luis XV se diferencia por sus maderas labradas, y muchas veces pintadas de rojo, verde, negro y amarillo con filetes color oro.

Hoy acompañando ambientes modernos, una Luis XV restaurada es un lujo que no muchos se pueden dar, ya que tienen un alta demanda en el mercado y los valores de venta son elevados.



Sin embargo, quienes cuentan con esa posibilidad, la lucen en hogares con estéticas variadas, porque es seguro que siempre van bien. Sólo que a diferencia de otras sillas que acompañan sin desentonar, la Luis XV tiene un pequeño "defecto": es protagonista indiscutida, reina única del espacio, siempre acapara las miradas, y no hay quien se resista a sentarse en ella, por un ratito, y jugar a ser parte de la historia del siglo XVIII.



 
 
 

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