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Sillón Egg: funcional y sofisticado

  • Foto del escritor: 4.CORAZONES
    4.CORAZONES
  • 23 feb 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 2 mar 2018




Último viernes de febrero. Y qué mejor que terminarlo con el Sillón Egg. Y aunque la palabra que mejor lo define es “único”, ésta creación de Arne Jacobsen -ideada exclusivamente para el lobby del Hotel Royal en Dinamarca en 1958- rápidamente traspasó todas las fronteras y se convirtió en un ícono del diseño mundial.

La privacidad que proporciona su perfil envolvente es una de las características más apreciadas por los amantes del diseño de interiores. Justamente era la intimidad que se pretendía encontrar al erigirlo por primera vez en un espacio público, ya que sus orejas protegen el rostro de quien se sienta.

Con el tiempo, su uso se extendió a los ámbitos privados y aunque usualmente se lo destina a espacios de lectura y relax, cualquier lugar al que se le quiera dar identidad propia lo recibe de brazos abiertos. Porque además, su color le define el carácter: masculino o femenino, según el textil con el que se lo decida tapizar.

Originalmente fue de color verde, pero tonalidades como negro, blanco, rojo y cuero le otorgan una seriedad clásica, en tanto, estampados y colores estridentes le ponen un acento de “locura” joven y refrescante.

La idea rectora fue generar una propuesta que, a partir de una sola pieza, lograra resolver el asiento, el respaldo y los apoyabrazos. Su base está conformada por cuatro patas y una sola columna central de aluminio fundido, lo que le brinda un aspecto de levedad, característica muy valorada en una época en la que se encontraban fascinados por los aspectos nucleares y la ciencia ficción.

Su producción, al principio, no fue masiva, ya que tuvo un defecto de fabricación: el recubrimiento de la estructura, en forma manual, no era una labor que pudiera afrontar cualquier empresa, ya que era necesario unir dos piezas de cuero mediante una sutura muy visible que no resultaba demasiado estética.

Fue la firma escandinava Fritz Hansen quien adquirió los derechos de explotación del diseño. Actualmente, la producción no supera los 10 ejemplares por semana.

Dato curioso: cual escultor, Jacobsen experimentó y trabajó en su garaje primero con arcilla para ir perfeccionando la forma básica que tendría la silla.

Ya sabés. Si tenés una Egg, no lo dudes: va a ser la perlita en el ambiente en el que decidas apostarla. Cómoda, funcional y de diseño. No se le puede pedir más.







 
 
 

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